E-learning y Personas Mayores: Una Nueva Brecha Digital
Comenta el Dr. Patricio Ramírez Correa, académico y director de la Escuela de Ingeniería, UCN Sede Coquimbo
En todo el mundo la nueva realidad a causa de la pandemia excluyó doblemente a las personas mayores. Primero fueron excluidos de las actividades sociales físicas, por el riesgo a contraer el coronavirus; y segundo, de las actividades digitales que, a medida que la nueva realidad se mantenía, aumentaron considerablemente.
Y si bien hoy, como en ningún otro momento de la historia del hombre, es posible obtener enormes volúmenes de contenidos debido al avance de la digitalización, en su generalidad, las personas mayores están lejos de alcanzar ese logro.
En pandemia, los servicios digitales se posicionaron globalmente. Desde sistemas de video conferencia para trabajar en casa hasta de telemedicina veterinaria para nuestros animales de compañía, pasando por empresas de entrega de productos alimenticios básicos o de entretención. Y, aunque algunos adultos mayores pudieron integrarse a ciertas actividades apoyadas por plataformas digitales, -principalmente para mantener el contacto con sus seres queridos-, hay un alto porcentaje que aún no lo hace. Y lo que es más asombroso, dada su historia personal, las y los adultos mayores no se han dado cuenta de esta exclusión.
Los sistemas e-learning están dentro de los servicios digitales donde existe una importante brecha de adopción entre las personas mayores y el resto de la población. Además, los estudios científicos sobre cómo ellos adoptan las tecnologías digitales, y qué factores le motivan su uso, son recientes y los datos asociados al fenómeno escasos. Por tanto, ¿cómo la investigación puede disminuir la brecha digital en e-learning asociada a las personas mayores?
La literatura apunta a que la adopción tecnológica por parte de las personas mayores es heterogénea. Para algunos, los elementos importantes son los normativos, en otros los elementos hedónicos, y quizás, para otros, los utilitarios. También la generación, el género y la cultura pueden ser fuentes de esta heterogeneidad.
En este contexto, y dada sus fuertes implicancias sociales, es un deber de la comunidad científica profundizar en modelos que expliquen, considerando su diversidad, los determinantes del uso de e-learning por las personas mayores.
Dentro de las posibles líneas de investigación en esta área de análisis se destacan tres alternativas. Primero, explorar a través de un estudio longitudinal cómo los determinantes del uso de e-learning cambian con el paso de la vida laboral al retiro. Segundo, a través de métodos cualitativos entender qué contenidos de sistemas e-learning son los más demandados por los diversos segmentos de personas mayores. Y tercero, generar sistemas predictivos de la aceptación de sistemas e-learning por parte de personas mayores a partir de sus respuestas a encuestas rápidas y triangulándolas con medidas de funcionamiento cerebral y fisiológico.